miércoles, 23 de abril de 2008

Sahara Libre!

Aprovechando que el calendario laboral nos establece a tod@s a la vez unos cuantos días en Semana Santa, l@s componentes de la ZuGA nos embarcamos en una experiencia sin precedentes en el pueblo: la visita a los campamentos de refugiados del Pueblo Saharaui en Tindouf, en el desierto argelino.

Como sabéis, tras el abandono del Sahara Occidental por parte del Estado Español en 1975 (la hasta entonces provincia nº56 del mismo), el Rey Hassan II de Marruecos organizó la denominada Marcha Verde mediante la cual unos 350.000 ciudadanos y 25.000 soldados marroquís invadieron parte de la provincia española; otra parte fue invadida por Mauritania.


Debido a lo cual los saharauis se vieron obligados a emigrar, estableciendo los campamentos de refugiados en Argelia, en las cercanías de Tindouf, en pleno desierto. Y hasta hoy, 33 años depués, más de 100.000 personas, algunas de las cuales aún conservan su DNI español, viven en condiciones infrahumanas abandonadas en medio del desierto, repartidas en los 6 campamentos de refugiados establecidos.

Y tras recaudar fondos y aportar parte del presupuesto de la asociación para la compra de los materiales y alimentos más útiles para los saharauis, para allí que nos fuimos los de la ZuGA, cada un@ con 2 grandes bolsas de ayuda, y apenas una mochila de mano como equipaje, en el viaje organizado por ANAS, la ONG responsable en Navarra de la campaña de acogida de niñ@s saharauis en verano. Estella-Bilbao en bus, Bilbao-Oran en un primer vuelo (con su despegue y aterrizaje, verdad Tori?), Oran-Aeropuerto militar de Tindouf en un segundo vuelo y, finalmente, Aeropuerto-Campamentos de refugiados en un autobús urbano cedido por Bizkai-Bus al Frente Polisario.

En concreto, nos tocó en suerte la "Wilaya" (campamento) de Smara, donde nos dividieron en 2 casas: nuestras anfitrionas, Cheriffa y Benifa, dos primas adolescentes sin adolescencia, responsables de sus familias, tutoras de sus herman@s.

Y allí conocimos la realidad del pueblo saharaui, abandonado por la Comunidad Internacional, condenado a subsitir gracias a la solidaridad de algún que otro inquieto habitante del primer mundo en un entorno inhóspito:
  • No hay sector primario: en el desierto no acostumbran a darse bien los tomates ni hay pastos para las ovejas, y el mar se les quedó un poco lejos, al otro lado del campo de minas antipersona y del muro de la vergüenza que Marruecos construyó para protejer lo robado.
  • No hay sector secundario: la riqueza de las minas de fosfatos se las quedó Marruecos en la parte ocupada.
  • No hay sector terciario: en la Hamada no hay demasiado que visitar, y las Haimas y las casas de adobe no tienen especial atractivo desde el punto de vista de la arquitectura histórica (ni gótico, ni románico, ni rococó)
  • ... en resumen, no hay desarrollo posible. En realidad no hay nada, porque ni el territorio es suyo, que están de prestados en Argelia.
A pesar de todo, ell@s no desesperan, o mejor dicho, desesperan pero no desisten. A pesar de que difícilmente se pueden dar condiciones peores, gestionan la ayuda de forma que al menos los servicios sociales básicos estén asegurados. La asistencia médica no es del todo mala, y la educación está asegurada, la primaria en los propios campamentos, la secundaria en Tindouf (Argelia) y aún hay gente que opta a la universidad gracias a la solidaridad de Cuba. Incluso aprenden castellano, como lo hicieron sus mayores. Eso si, con los escasos libros antiguos que se conservan de los tiempos en que el Sahara fue provincia española: el Instituto Cervantes se empeña en abrir centros en recónditos países sin ninguna inquietud por el castellano, y olvida a aquellos a quienes se les impuso en tiempos coloniales, y hoy luchan por mantenerlo.

En cuanto a nosotr@s, nuestros días transcurrieron conociendo la Wilaya de Smara.


Paseando entre niñ@s que una vez finalizado el colegio, no tienen actividades extraescolares que les estresen y se dedican a jugar en la calle hasta la hora de la cena. Tomando té a todas horas. Visitando la escuela. Cantando melodías del Magreb. Visitando las casas de las familias para las que la gente de Navarra nos dió sus sentimientos metidos en sobres. Disfrutando los atardeceres. Pintándonos las extremidades con henna. Bailando con nuestras mejores galas, las Darâas para ellos, las Malhfas para ellas, obsequio de nuestras anfitrionas.

En Rabuni visitamos el museo de la guerra. Visitamos el hospital. Visitamos el pequeño homenage a los desaparecidos y presos políticos saharauis. Conocimos los excesos de Marruecos. Y en el viaje volvimos a cantar.


Conocimos a Castro y su centro de formación para discapacitados, donde los parias dentro de los parias se vuelven útiles a los ojos de sus familias.
Nunca dices no puedo!
INTÉNTALO

Nunca dices no sé, es difícil!

APRENDE
Nunca dices imposible!
EXPERIMENTALO

En el centro hay un cartel que reza: "Aquí no crecen plantas ni árboles, pero florecen personas"
Visitamos la cooperativa textil, y fuimos recibidos por el alcalde de Smara.

Y como despedida, nuestras familias de acogida nos obsequiaron con una suculenta comida en las dunas del desierto, donde degustamos el pan de arena.

Toda una experiencia! Desde aquí animamos a quien quiera se atreva a conocer la realidad de un pueblo desfavorecido, represaliado y lleno de vitalidad. Y nos convertimos en altavoz de su mensaje:

"Un caramelo por favor? Sahara Libre!!

Hasta la próxima y JUSTICIA!!

PD: Eskerrik asko Koldo!

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